Llovía en el bosque. Las hayas se desnudaban perdiendo colores para donarlos a la fronda. Una rara calma aguardaba los primeros fríos copos, mientras las ramas aliviaban su carga para recibir otros pesos. Vacío, pretendí llenar mi mente con una plegaria. ¡Quedé mudo, no me quedaban palabras!
ResponderEliminarNo hay bosque más bello que un hayedo, tal como muy bien reflejas en tu fotografía.
Añades con tus palabras un toque poético. Esos colores para donarlos a la fronda...
· Salud y montaña
· LMA · & · CR ·
Donde las halla frondosa generosidad de calma mucilaginosa que sola anida bajo las copas de tales árboles; no los tales que de su alta copa copos veremos acolchando las huellas sonoras. Luego, cualquier asunto que por muy sutil mente quédese el silencio, sea su palabra.
ResponderEliminar·Saúde, Ceibedade es Esquilmo, seica ven o caso·