No lo sabía. Hacía horas que se había quedado dormido en la cubierta que compartía con otras quince personas, incluidos tres niños. El cansancio de días de navegación y la parada del motor en medio de un mar calmo, lo habían sumido en una total inconsciencia. Sólo recordaba que había soñado con una gran cascada de agua que descendía en volutas espumosas desde mucha, mucha altura. Cuando despertó tenía la boca reseca y mucha sed. Los dientes despuntaban entre sus bembones labios como lápidas. Sus ojos echaron chispas tratando de buscar los festones blancos de la costa. Pero el barco estaba al pairo y el capitán había desaparecido.
Podría ser una triste historia, aderezada con rasgos dramáticos cuando no trágicos. Podría ser una triste historia que aconteciera en los bordes de una civilización desarrollada y cristiana. Pudiera ser que esa historia solo fuera un sueño de mentes perversas deseosas de huir de sus responsabilidades.
Pudiera ser que, todos despiertos, unos no tuvieran futuro alguno.
Fantástica foto para reflejar esa soledad.
Un abrazo
· LMA · & · CR ·
Se para el mundo, separa su mundo fondeando si cesar bajo el manto que no arropa y yace tendido en marolas antes calma; ironías del presente onírico que a duermevela sin tutela sean inconscientes. Cociente pasado, divisor de grupos y pueblos embarcados, embargados futuros.
ResponderEliminarSe para el mundo, se vacía de contenido, a cataratas, cómo los ciegos, y...¡ya está!; los continentes, avanzados, aparecen yermos de esperanza.
Qué espere a otro orto, por si ocaso se viene la noche.
Branquialudos ámbolos dous
¿O acaso no haces lo que te sale del orto?
ResponderEliminarLlevas sin escribir todo un largo crepúsculo
Cómo qué tal, acaso, si te animas
y fotografías, además
Beautiful.
ResponderEliminarwww.rsrue.blogspot.com