Lo sorprendimos subido en una piedra, agazapado detrás de un árbol en la espesura del bosque. Parecía estar pensando con la cabeza inclinada, como debajo de la ducha. Era el día de reflexión y no sabía a quien votar. ¿Verdes, azules o rojos? Cuando el presente se muere el futuro está representado sólo por el deseo y el temor.
Y qué verdad más certera aquella que descansa sobre roca o piedra, como la de la cama la cabecera, llenando de ilusión completa para los venideros días en que de hojas caídas haya que andar buscando un rescoldo de paz que si se tiene guardado en los bolsillos siempre se puede tirar de ahí para los momentos de vacas flacas. Pues no hay mayor consuelo que de camino nos encontremos en toda la espesura a sus testigos ancestrales que nos marquen en silencio del que forman parte y al que luego algunos destruyen por considerarlos indeseables o por desconocer como hablarles, cuidarlos y verlos.
ResponderEliminarDel mucílago, a veces de forma inesperada, es inusual encontrar tan buen ejemplar ser del imaginario. Doy fe, aunque ni tenga ni use ni gaste, que eso es una fortuna como la copa de un pino o de un roble, ya sea quejigo o carballo. Carallo, qué buena!
ResponderEliminarBuen disparo. Ya sabes, los duendes son siempre huidizos y solo la mirada presta puede atraparlos.
Muy buena tu última frase. Muy buena.
· Saludos
· CR · & · LMA ·