lunes, 28 de abril de 2014



SUEÑOS

Somos dos parejas de amigos atravesando la selva. Vamos por un camino ancho y polvoriento franqueado de árboles donde abundan animales. Cuando encontramos concentraciones grandes de ellos, yo les asusto con un palo largo y flexible que golpeo en el suelo levantando nubes de polvo. Hemos avanzado bastante y todos los animales parecen apartarse de nosotros con facilidad ante mis intimidaciones. Voy ganando confianza con mi gran vara, pero tenemos que atravesar, pienso para mi, una zona donde hay probabilidad de que nos topemos con leones y esto me da algo de temor. Yo sigo pensando que al ser cuatro seres humanos juntos, los leones, por fieros que sean, se portarán como el resto de los animales que hemos visto cuando, de repente , aparece mirándonos de cara un fiero león macho sentado en la mitad del camino.

Yo le digo a mi compañero que golpee el suelo con el palo, que ahora lleva él, mientras que yo trato de hacer lo mismo con una cuerda débil y no muy gruesa que se dobla con  facilidad y que manejo a manera de un látigo. Pero no soy bastante hábil para golpear con fuerza el suelo e intimidar al león que ahora se ha puesto a cuatro patas y hace ademanes de querer venirse hacia nosotros mientras se relame el hocico. Yo empiezo a golpear la cuerda sin cesar en el polvo del camino, mientras le grito a mi amigo, que empieza a separarse de mí a un costado del camino, que se junte conmigo y que golpee también la tierra con la vara larga que lleva ahora él. Pero éste, que parece temeroso de la fiera, no me hace caso y ya está en la orilla del camino, por lo que yo tengo que ir arrimándome a él para que el león no nos vea más separados.

Pero el león, lejos de asustarse, empieza a caminar decididamente hacia mí y le grito más y más a amigo, mientras que doy, ahora sí, frenéticos cordelazos al polvo gritando ATRAS, ATRAS.

2 comentarios:


  1. Me gusta la foto... y esa inquietante historia en la que un amigo te deja a un lado y los otros dos están desaparecidos.
    Espero que solo sea un sueño, que no llegue a convertirse en pesadilla.
    Al menos, si escribes la historia, has salido indemne.

    · un abrazo

    · CR · & · LMA ·


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  2. Los sueños de la jubilación producen monstruos y dejan restos de lucha desvanecidos por el paso del tiempo que nos deborará...Cómo a los otros tiempo atrás que ya vagan en el recuerdo y que sólo tu memoria cuerda brama por mantenerse aferrado a ese instante que se apura antes de verlo llegar inexorablemente. Al tiempo no se le puede engañar pues, como dice Ñ, aún indemne pero cada día más agotado.
    Y la sed da lugar a áridos suelos si antes no se fueron por vergeles en los que ir bebiendo y compensando con gratitud el vaso afectivo.
    Es ley de selva nos aconseja ser salvaje y el determinismo natural nos conduce por insospechados regresos al pasado de Oldupai. Puro instinto.
    Salud, Libertad y Monte...por si acaso

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