“P L U M I E L J I L G U E R O"
Marino era un cazador de pájaros con red que luego metía en jaulas
pequeñas y estrechas. Marino nos regaló a “Plumi” que era el nombre que papá
dio al jilguero cuando lo vio metido en su jaula nueva. - Hola plumillas,
¡caramba que amarillo!-
A
mí me gustaban mucho los animales y el pájaro era el primero que mis padres me
dejaban tener. Cantaba tanto que los domingos por la mañana mamá le ponía mi
jersey por encima de la jaula. Así no nos despertaba.
Me
pasaba muchas tardes mirando como saltaba en la barra y me miraba con unos ojos
negros y diminutos que parecían hablar. Cuando me retiraba de la jaula “Plumi”
comenzaba a cantar de nuevo y yo me ponía contento.
En verano lo sacamos a la terraza para
que no se aburriese y mi padre le hizo un tejado para el techo de la jaula. Los
domingos cuando regresábamos de excursión le encontrábamos acurrucado en una
esquina. A mí me parecía que había pasado miedo. ¿Tendría miedo a la oscuridad
como yo?
En otoño hacía frío y ya no sacábamos a “Plumi” a la calle. Dejó de
cantar y se quedó mudo. Yo lo veía cada vez más triste y me daban ganas de
llorar.
Entonces mi padre abrió la jaula y sacó a
“Plumi”. Lo estuvo acariciando mucho rato y cuando me lo dio me puse un poco
nervioso. Cabía entero en mi mano y notaba los golpes de su corazón. En un
impulso se me escapó y empezó a volar por la habitación tropezándose con las
paredes hasta que se posó en un sillón.
Desde ese día lo sacábamos de la jaula y dejábamos que se entrenara
volando por la habitación. Cada vez tenía menos miedo de mi mano y comía
galleta machacada sin asustarse. Pero no cantaba. No estaba contento.
Un día mi padre quiso abrir la puerta de la jaula.- así saldrá cuando
quiera y entrará cuando tenga hambre, ¿no te parece? -. Mi padre decía siempre
“no te parece”. Dejamos la puerta de la jaula mucho tiempo abierta pero nunca
salió de la jaula.
Un sábado mi padre estaba trabajando. Era un día de invierno y hacía un sol muy brillante. El pájaro empezó a cantar por la mañana y yo
me puse muy contento.- “Mamá, mamá, mira como canta “Plumi”.
Lo sacó a la terraza para que tomara el
sol como en verano y al mediodía el tiempo cambió de repente. El cielo se puso
negro y empezaron a caer gordas gotas de agua que hacían mucho ruido en los
cristales.
-¡Pablo, mete al pájaro!- me gritó mamá desde la cocina. Cuando llegué a
la terraza vi como Plumi se lanzaba a volar entre la lluvia y llegaba hasta un
tejado más bajo. ¡Mamá, mamá!
Mis hermanas y mi madre corrieron al balcón y
todos lo llamábamos angustiados. “Plumi” quería volver, pero el viento cada vez lo alejaba
un poco más. Mis hermanas y yo llorábamos mucho.
Llegó la hora de la comida y mi padre se
sentó a la mesa. Yo empecé a llorar y después mis hermanas. Le contamos todos a
la vez lo que había pasado y papá dijo -“Plumi escogió la libertad y estará
feliz buscando su pareja. Podemos comprar otro... ¿no os parece?”.
La lluvia era entonces muy fuerte y yo pensaba en donde podría estar
“Plumilla”. Mis lágrimas caían de mi nariz a la sopa.
ResponderEliminar· Plumilla alcanzó la libertad. Sobrevenida pero libertad. Las lágrimas son el precio del momento, que se convierten en alegres al valorar el concepto de libertad.
· La foto, una buena metáfora de Plumilla. estará contento.
· Saludos y montaña
· CR · & · LMA ·